sábado, 19 de octubre de 2013

What if?

Entre sus brazos, rodeándole el cuello con los míos, entre él y la pared. Puedo mirarle fijamente a los ojos, a sus dos ojos marrones, pequeños, desprenden amor en estado puro. Surge una sonrisa. Meto mis manos en su camiseta y mis dedos recorren su torso lentamente, hasta que llegan a la zona de los oblicuos y una sonrisita se escapa y automáticamente se separa de mi echando el culo hacia atrás. Oh, su punto débil.
Es gracioso, soy completamente feliz.
De repente, un comentario. Un comentario que me hace venirme abajo, se me cae el alma a los pies. "¿Y si tengo que irme?" "¿Y si te tienes que ir?" Es cierto, mi vida no está anclada a aquí, la suya tampoco. ¿Y si se tiene que ir? Mi corazón iría donde quiera que sus pies pisaran el suelo. Esperándole entre las melancólicas teclas de un piano, sentada, leyendo sus te quiero una y otra vez.
Me imagino un futuro, yo en diez años.

Tú y yo, sentados en un sofá, cogidos por una mano y en la otra sosteniendo un libro. Hay silencio, un silencio que habla por sí solo. Dejamos los libros, nos miramos a los ojos y automáticamente mis labios se encuentran con los suyos, tumbados en un sofá, me quedo dormida encima de su pecho.

El futuro es incierto, sí. No podemos predecirlo. Creemos poder decidir nuestro futuro, adelantándonos al destino, pero éste es demasiado listo para nosotros.
A lo mejor llega el día en que un adiós surgirá entre las lágrimas de mis ojos. Tal vez nuestros caminos se separarán, tal vez. ¿Qué pasará entonces? Esperaré, esperaré a volver a verte.
Aquí, allí, donde sea.
A veces pienso. Siempre quise alguien así, y ahora que le tengo, no me creo que esté a mi lado. No me lo creo. Pienso que todo esto es un sueño y que algún día despertaré en la cama de un hospital, después de un coma o algo así.
Sea como sea, pase lo que pase, mi corazón estará donde tus pies pisen el suelo, y mi cuerpo presente esperará lo que necesite hasta verte de lejos y poder salir corriendo hacia tus brazos, que como siempre, se abren de par en par nada más verme llegar a ti.
Es imposible escribir esto sin llorar.
Eh, Juan. Gracias.

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