jueves, 24 de octubre de 2013

Una estrella se marchitó.

Hoy la lluvia tan sólo ha sido el símbolo del color gris de mi interior. Hoy no ha sido un día de jueves, a lo mejor de domingo, apagado. Hoy hasta las canciones más alegres hacen sacar viejos malos recuerdos de mi, hasta caminar bajo la lluvia me hace entristecer.
Dicen que la estrella se apagó, que su luz dejó de brillar, dicen que no sonríe, que no es la misma de hace un tiempo. Dicen que antes al despertar una sonrisa iluminaba su habitación, dicen que antes risas y risas marcaban el compás de sus pies al caminar. Dicen que era cariñosa y querida por mucha gente.
No sé qué fue de esa chica, no la he visto. No sé qué pudo pasar con ella, tal vez su luz sigue viva pero escondida en un frío envoltorio de odio y terror a mostrarlo. Tal vez no la veáis mucho sonreír últimamente, tal vez se debe a que su felicidad echó a volar lejos de aquí. Tal vez su sonrisa muriera, se la llevara el diablo o no la quiera mostrar por no ser demasiado bonita entre las demás.
No sé qué fue de aquella pequeña niña que sabía tocar algunas notas sueltas del piano y creían que era una artista, no lo sé. Tal vez esa chica muriera, tal vez jamás la volváis a ver, tampoco hacéis nada por querer que su sonrisa vuelva.
Dicen que es distinta a los demás, yo creo que ni ella sabe quién es. Tal vez su luz interior esté apagándose, tal vez será hora de apagar, darse por vencido y dar la razón al mundo de que no encajas aquí, no lo sé. No soy ella, ¿o tal vez sí? Qué más da, jamás os gustaría conocerla.

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