domingo, 6 de octubre de 2013

Sin salida.

Los "te quiero" suenan demasiado comerciales. Estamos acostumbrados a oírlos día sí y día tan bien en nuestra vida. Por nuestros padres, amigos, enemigos haciendo un sarcasmo y demás.
Hemos comenzado a confundir lo que es el amor. Cuando somos pequeños llamamos amor a que tus padres se den un pico cuando se vean. Probablemente sea la respuesta más acertada que hayamos pensado jamás. Cuando vamos creciendo, llamamos amor a dos niños del instituto más mayores que vayan agarrados de la mano y que se hagan llamar "novios". Seguimos creciendo y hemos llegado a tal punto que llamamos amor a follar. A tirarte un día a una y otro a otra. Hemos perdido el rumbo de esto. Vamos intentando navegar por un bucle en el cual no dejamos de girar.
Tan sólo es un círculo vicioso, difícil salir, pero no imposible. Nada es imposible. Algunos se quedan en el barco hasta que su mente comienza a madurar, para entonces es demasiado tarde y quedan atrapados ahí eternamente. Otros simplemente se tiran al mar e intentan nadar a contracorriente para salir de ahí. No sabemos qué hay después de aquel bucle, qué habrá. ¿Otro más? ¿Una salida? Qué más da.
Yo aprendí a madurar a base de hostias bien dadas. ¿Y ahora? Ahora estoy en tierra firme, la tormenta ha pasado y aquel bucle similar al triángulo de las bermudas está demasiado lejos de mi vista.
No me quiero imaginar el mundo cuando os deis cuenta de esto y por moda queráis salir de ahí e intentar ser como nosotros. No sé qué será de mi. Ni lo quiero pensar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario