sábado, 5 de octubre de 2013

Tan sólo un acorde aumentado.

Como una dulce melodía, suena y suena en mi cabeza, una y otra vez. Es una melodía un tanto extraña. Está perfectamente diseñada para no saber en qué grado de qué tonalidad estás. Está perfectamente construida para aturdir los sentidos. Muchos la escuchan y no intentan descifrarla, otros la encasillan de rara. Pero yo, la oigo una y otra y otra vez.
Mi cabeza se vuelve loca intentándola descifrar, hasta que un día, me di cuenta, sentada en el piano, intentando improvisar cómo me siento, los dedos se movían a sus anchas por las teclas del piano hasta que una combinación aleatoria me comenzó a resultar familiar. Un segundo, esta melodía, la he oído antes. Tan sólo intentaba desahogarme y me di cuenta. Somos similares. ¿Almas gemelas? Las melodías de nuestra vida están compuestas de la misma manera. No tienen tonalidad como las demás, están compuestas sobre un piano, cuyas manos hacen el mismo movimiento en sentido contrario, en un acorde aumentado, haciendo que sea una paranoia mental que pocos lleguen a comprender, sólo aquellos que tengan melodía similar podrían descifrarlo, o sólo aquellos con la suficiente fuerza de voluntad como para estar toda una vida intentando comprenderla.

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