viernes, 20 de julio de 2018

La primavera hace renacer las flores que intentaste marchitar.

Unos, vivos y fuertes. Otros nos dejamos llevar.
Como aquellas manos que Miguel Ángel hizo para dar vida a Adán,
pero aquí no nos damos vida unos a otros.

Descubrí que yo era esa mano inerte que se movía al son de aquella más fuerte y recta.
Una marioneta más entre otras tantas.
Al fin y al cabo no somos tan distintos,
yo corté los hilos con esa poca vida que me diste
sin querer.
Un corazón abandonado con riesgo de derrumbe
que acabó reconstruyéndose de sus escombros

Mientras, tú seguirás enhebrándolos entre otras manos a las que intentes marchitar.
Pero la primavera hace renacer cada flor que el invierno trató de matar.