jueves, 5 de diciembre de 2013

Juernes.

-¿No te preguntas qué pasará en dos años? Universidad, tal vez una carrera que no esté en Valladolid, marcharse, dejarlo todo.
+¿Todo?
-No, todo no. Lo pienso mil y una veces, realmente no me quiero ir. Realmente, pienso en mi futuro y, ¿sabes qué? El padre de mis hijos ya tiene cara, nombre y apellidos.
+¿En serio? Pero, ¿cómo te lo imaginas?
-Pues mira. -Ella se acercó a él, a su lado, sentados en la mesa de un bar, a su lado un piano color madera, pequeño y bajo, con dos vasos en la mesa, él la agarró por la cintura y ésta se apoyó en su hombro.
-Me veo, en una casa, más o menos decorada como este bar, con un piano y dos caballetes. Muchos cuadros de ambos y con varios niños correteando por la casa. Poder sentarme en un sillón a leer y mirar por a ventana, ¿las vistas? las que sean. Tener varias estanterías llenas de libros, completas, rozando el techo, y discos, muchos, millones, infinitos.
+¿Hijos?
-Claro, me gustaría tener varios, no solo uno. Me encantaría llamar a mi hija Andrómeda, no por la galaxia, si no por la diosa. ¿Los demás? Mi marido también tendrá que elegir, pero me gustaría que no fueran los típicos nombres, algo diferente, pero bonito. No por postureo, si no porque me gusta.
¿Dos niñas y dos niños? Como sea, pero tener varios, y cuando sean bebés, poder sentarlos al piano y que oyeran las notas, que vivieran entre música.
+¿Y si te sale un hijo o hija artista?
-Le apoyaría, jamás diría qué tiene o no que hacer mi hijo, para entonces será lo suficientemente maduro como para poder elegir por si mismo, si se le educa bien, sabrá elegir.
Y sería lo mejor para mi, cuando me case irme de luna de miel a Finlandia.
+Tendrás que buscarte un marido que le guste Finlandia.
-Estoy apoyada en su hombro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario