martes, 3 de diciembre de 2013

Cardíaco.

El invierno y la nostalgia, romance que perdura.
Voy descarrilando besos por las calles de una ciudad blanca, susurrando versos de nostalgia.
El invierno, de valientes, la soledad y el frío llaman a las puertas de tu corazón. Tú, cerraste las ventanas y bajaste las persianas. Sin darte cuenta de que al encerrarte, la soledad y el frío interior ya habían entrado; ingenuo.
Os encontrasteis un rato y os dolisteis para siempre, el mundo cura y tú sin creer en Dios, dejando tus heridas al aire. Llueve alcohol y tu desnudo, te arde el cuerpo.
Las miradas valen más que las palabras, una despedida no es lo mismo si tus ojos suplican un último beso.
El invierno vuelve silenciosa a la ciudad y tú das portazos a cada corazón que te cierra la puerta.
No viste el corazón que tuviste delante por llenar tus ojos de poesía de desamor.
Y un día saliste de casa sin el corazón, dejándolo escondido en algún lugar de tu habitación.
Quien decía que el equilibrio está en los oídos estaba en lo cierto; oír su nombre y caer rendida al suelo.
Tan sólo fuiste un ave de paso, con el norte algo distorsionado. Te caíste sobre mi invierno y te quedaste en sus brazos.

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