jueves, 4 de octubre de 2012

Sin poder gritar.

Encerrarse en la habitación, con las lágrimas en las mejillas, caen poco a poco por tu rostro a la vez que corren tu maquillaje, tu trenza de tanto correr se ha destrozado completamente, las botas llenas de barro por la lluvia. Sentarte frente al piano, abrirlo y ponerse a tocar hasta que las yemas de los dedos comiencen a sangrar, llenar las teclas de sangre, lágrimas, sentimientos y gritos ahogados. No poder gritar, tener que esconderte las lágrimas, y no poder contarle a nadie lo que sientes, hace que a la mínima que hagan explotemos ¿No os dais cuenta? 

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