Aprendí.

Aprendí que los verdaderos amores pueden terminar en una noche, que tus mejores amigos pueden ser grandes desconocidos. Aprendí que no hay monstruos debajo de la cama, que hogwarts realmente no existe, que no hay un mundo paralelo donde solo existe el amor. Aprendí que los príncipes azules nunca son unos abercrombie, que puede ser ese chico que se pasea por los pasillos de tu conservatorio y que no te habías fijado en él en todo un año. Aprendí que los sentimientos no se pueden ocultar, que los ojos nos traicionan, que jamás puedes perder la sonrisa, no sabes quien puede enamorarse de ella. Aprendí a saber querer a las personas por cómo son, no por cómo se dejan ver, quién merece la pena y quién no, a hacerse valer. Aprendí a no ponerme una máscara para encajar, si no a saber desencajar con elegancia.