sábado, 16 de noviembre de 2013

Your blood, like ice.

A lo lejos, en la línea del horizonte se ve cómo las coronas gélidas del invierno van acercándose.
Los árboles pierden su ropa, dejándola caer, mostrando su desnudez a quien llega, en símbolo de vulnerabilidad.
Escondidos nosotros bajo la ropa, escondiendo nuestro corazón, ocultándolo por miedo a que alguien lo robe. "Dejé mi corazón en casa por miedo a que alguien me lo robara"
El invierno, largo, frío, entristecido. Las flores mueren y los árboles marrones apagados queriendo gritar del quemar del hielo sobre ellos.
Lloran los caminos al posarse el hielo.
Al calor del fuego, calentando las manos sentados en frente de la chimenea. Escondidos de él.
Siempre solo, congelando todo a su paso, nadie se acerca, todos se ocultan para no enfriarse también. Él permanece ahí, cada mañana, cada noche, bajo el sol y la luna.
Todos se quejan, todos quieren que se vaya. Incomprendido.
Pasan los meses y él, ante la soledad, decide suicidarse, llora.
El hielo se derrite, el frío muere y las flores renacen.
Revive cual ave fénix cada año, aún así, nadie nunca lo querrá. ¿Diferente? Es posible. Ellos quieren calor, pobres ingenuos, no saben que el hielo quema.

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