jueves, 14 de noviembre de 2013

"Mátame"

El calor ardiente de su fuego interior, aún vigente en el estómago. Desliza su mano por el torso mientras sonríe. Un juego de niños, como el primer beso. Tal vez el que más recuerdas, pero no tiene por qué ser el más bonito, ni el mejor.
Aún sus soplidos resuenan por su oído y un escalofrío le recorre la espalda, como el movimiento de sus labios besándola.
"Mátame"
Desencadenar todos los sentimientos comprimidos en dos pequeños corazones en la simple acción de fundir los labios, uno con otro. "Besarnos hasta desgastarnos nuestros labios" hasta que la estrella y la oscuridad, brillante como el mismísimo sol, más que eso, se fundan.
Dos ojos marrones, brillando en la oscuridad de las bombillas apagadas fundidas con la noche. Pidiendo más.
Efímero, horas convertidas tan sólo en un par de segundos. Todo el tiempo del mundo es poco.
¿Una vida juntos? Poco. La eternidad lo compensaría.
Silencio, tan sólo algún resoplido, el movimiento de una sábana. De vez en cuando su nombre se escapa entre las paredes y una risa susurra al oído un te quiero implícito.
Horizontal, como al nacer, abrazados mirándose a los ojos. Increíble. Irrepetible. Espectacular.
Como dos niños jugando, felices.
Felicidad en estado puro ¿Eso se compra? No. Se consigue, al lado de quien te quiere. ¿Sólo? Ni una milésima parte de lo que podría ser.
Felicidad conjunta con el amor, ¿para qué más?
Hablamos de amor y muchas veces no sabemos la grandeza que consigo lleva, nadie lo sabe.

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