sábado, 29 de junio de 2013

Y que vivan los músicos.

A veces, cuando paso por aquella sala, antes de comenzar la clase y colocar todo. Me siento en los asientos blancos que hay en la cabina y pienso -Aquí era donde hablábamos, donde surgió todo, donde te conocí- A veces, miro nostálgica aquel piano de cola donde salí a tocar aquel día, donde muerta de vergüenza tuve que mostrar a todos mis compañeros de lo que era capaz. Y ahora pienso que este es nuestro último año, que todo acaba aquí. Toda una carrera atrás, estamos en la cuenta final, algo así como la última curva antes de llegar a la meta. Tengo miedo. ¿Vosotros no? Nueve meses más, nada más. Después todo habrá acabado.
Mi primer día, lo recuerdo, mi primer día de piano, salí de clase con los deditos pintados por números para sabe qué dedo iba en cada tecla para hacer la escala de Do Mayor. Parecía que era tan complicado que ahora me veo componiendo una Sonata para mi clase de análisis. Diez años después de comenzar primero de elemental, quién lo iba a decir, que aquella niña de pelo alborotado y ojazos negros sería toda una pianista profesional. A veces, miro la puerta donde íbamos antes a música, miro nostálgica y pienso "Aquí comenzó todo, aquí debería acabar, pero no" Acaba en un lugar, donde se esconden mil y una historias que algún día os contaré entre carcajadas y lágrimas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario