domingo, 30 de junio de 2013

The last summer.

Y mandar de una patada al sol lejos de aquí, que las noches fueran eternas y jamás hubiera día. Millones de horas para dormir, que no se viera nada. Un invierno disfrazado de cada una de las estaciones, siempre sería invierno al fin y al cabo. A veces me gustaría que no hubiera día, que una noche de sábado fuera eterna. ¿Vosotros no? No sé qué prefiero si una noche o un día. Ponerme nostálgica al pensar en aquellas conversaciones nocturnas.
¿Un amor de verano? ¿Pero eso existe? Sí. Muchos lo hemos vivido, en tiempos pasados, amores que duraban los tres meses o sólo uno, quién lo iba a decir. De esos que te dan las buenas noches a las cinco de la mañana y los buenos días a las tres de la tarde. De esos con quienes vas a la playa por las tardes, un paseo por el embarcadero y hasta besos bajo la lluvia. Sí, de esos. Quien querría ¿eh? Todas soñamos con eso pero pocas lo hemos vivido, sinceramente, los amores deberían ser eternos y si amas amar para toda la vida, no por un tiempo y cuando algo se tuerce o no sale como quieres decir adiós. Todavía recuerdo nuestro último día de verano juntos, fue algo especial, algo muy bonito, pero al caer la noche, al irse el sol, todo lo que había se fue con el, a diferencia que a la mañana siguiente no volvería a salir como el sol todos los días, este se quedaría entre la penumbra y jamás volverían las cenizas al renacer. Te sentiste mal, hiciste llorar a una mujer, tranquilo, no fuiste el que más. Pero sí uno de los que más, dicen que jamás debes hacer llorar a una mujer, pero en parte nos sirve para hacernos más fuertes y darnos cuenta que en esta vida o comes o te comen, o eres una hija de puta rompecorazones o jamás vivirás.

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