sábado, 18 de enero de 2014

De bar en bar, de cerveza en billar.

Asemejamos la libertad al mar, demasiado idílico. Asemejamos felicidad a aquellos seres que nadan a sus anchas por estas aguas, creemos saber que son libres, estamos equivocados.
Todo debe estar en perfecto equilibrio para sobrevivir.
Al fin y al cabo, todos debemos estar donde nos corresponde. 
Cada persona, con su estilo, con su manera de ser propia, ¿de qué le sirve navegar con otra especie de peces con hábitos distintos? Tal vez ellos coman otra cosa que el organismo de éste no tolere.
Debe alimentarse de aquello a lo que su sistema digestivo está predeterminado, con lo que quiero decir que, de qué sirve a alguien ir con un grupo de gente que no le aporta nada y es más, sus hábitos no le gustan, ¿de qué? ¿Se acaba acostumbrando, y acaba "evolucionando"? ¿O tal vez sólo un cambio de personalidad y no muestra quién es realmente? 

Sentirte en casa, la mejor sensación que puede haber. Sentirte protegido, en tu entorno.
¿Quién dijo raro? ¿Qué es lo normal, y qué es lo raro? Si al fin y al cabo, la normalidad es aquello que el individuo considera normal, quiero decir, en mi caso, para mi, lo normal es tocar el piano, soy música, lo normal en mí es hablar de ello, hablar de los instrumentos y la música, o el arte, o escritores. Para mi mejor amiga, lo normal es hablar de ciencias, hablar de matemáticas o baloncesto, porque le encanta. Para cada individuo lo normal es algo, y ¿qué debería hacer el individuo? Para mi, en mi opinión, relacionarse con gente de su mismo estilo, ¿músicos? Si eres músico, vas a un conservatorio o no, quien sabe, pero si vas, allí conoces músicos, si te gusta el arte, en exposiciones, o conciertos de rock, o pop, o tu artista favorito, conoces gente, te relacionas, es distinto. Es como debería ser, pero, no es así. 
¿Por qué? Lo llamamos sociedad capitalista, consumismo.
Nos entran los productos por los ojos, bien sea la ropa, la tecnología. Es puro instinto, está estudiado, acabamos cayendo en comprarlo por muy caro que sea creyendo que lo necesitamos.
Un día salimos de casa y, "PERO SI VAMOS CON LA MISMA ROPA" Pues claro.
Lo que vende, lo que se promociona, lo que ellos quieren que lleves, te controlan, te vigilan y encima tú les promocionas, con sus siglas en gigante como CH, Carolina Herrera, o Vans, o lo que sea. Así, acabas creando un comportamiento similar en determinadas edades. Tal que cuando sales un sábado, todos lleven la misma ropa, todas vayan igual, a los mismos sitios y haciendo lo mismo.
Tanto que al final, se crea una "normalidad" social.
No sé, no acabo de comprender lo de la sociedad capitalista, quizá me haya confundido de época, quien sabe. 
¿Y lo que no se promociona?  Se entiende que no es bueno, ¿no? Me da pena que se crea así.
Vivimos como burros, nos van dando latigazos con una fusta y encima corremos más, deberíamos pararnos y tirar al jinete que camina sobre nosotros. Llámalo como decía Kant, tutor. Llámalo como quieras, yo lo llamo gobierno.  

1 comentario:

  1. Quejarse d la imposición de las modas y todo eso qe comenta, pese a qejarse d la normalidad, es lo más normal d los niños cuando entran en la adolescencia. Ya se dará cuenta en un tiempo

    ResponderEliminar