lunes, 6 de enero de 2014

Musa de un artista.

Los corazones entran en calor,
al roce de un torso desnudo.
Comienzan a arder,
iluminando el mundo.

La oscuridad penetra en la habitación,
oscura, como en su comienzo,
arde la estancia donde parecía,
que toda la pasión estaba volviendo.

Podría escribir mil veces este relato,
pues en mi corazón, todavía recuerdo,
podría contar cada peca de tu espalda,
cada respiración, parecía un estruendo.

Embellecer versos, profesión de poetas.
Mi deber es sacar una sonrisa,
a mi artista, que aún en la distancia,
su aliento en mi cuello, como una brisa.

Miércoles, bonito día de la semana,
besos bajo la luz de la luna,
sus labios en mi cuello, en mi boca,
el rozar su espalda desnuda.

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