lunes, 23 de septiembre de 2013

When the music speaks.

A veces, hablar con gente sobre un tema que ambos domináis, te hace sentir como que estás en casa, es decir, te gusta hablar del tema, compartir opiniones. Para mi, hablar de música, es como si un grande del fútbol hablara de su trabajo, algo parecido.
No sabéis, lo grande que puede ser alguien, no sabéis las limitaciones que tenemos, porque creemos que está en un punto, pero cuando se nos presenta dicho obstáculo, con esfuerzo y talento lo saltamos. Los grandes, los grandes de la música en este caso, acabaron todos locos. ¿Por qué? Porque la mejor manera de vivir se basa en ello. Hablemos de un grande, de uno de los mejores músicos que ha podido pisar los cimientos del mundo. Beethoven, todos sabréis que Beethoven era sordo. Uh uh, que novedad. Ya, pero no sabéis qué, cómo y cuando pasó. Creeréis que cuando él se quedó sordo paró su carrera musical, já. Personalmente yo, toco un obrón, porque así se llama, obrón, de él. El famosísimo Claro de luna. Pues permitidme que os diga, que cuando él lo compuso ya estaba sordo. ¿Obstáculo? Para él no lo había, y a parte de su grandísimo talento musical, eso le subió hasta lo más alto, y a día de hoy, lo sigue siendo.
Pudiendo componer estando sordo, quién lo iba a decir. El oído musical no se encuentra en el mismo oído, si no en el cerebro, porque a fin de cuentas, la música es lenguaje, lenguaje con lo que uno se expresa, la música es pura filosofía, puro arte.
No sólo en música, podemos aplicarlo a cualquier otra cosa, como por ejemplo el cine.
Hitchcock, uno de los grandes directores de cine, para mi. Estaba totalmente loco, un genio de las películas de suspense. Pero ¿qué sería de las películas de Hitchcock si no estuviera por detrás Bernard Herrmann? ¿Quién pondría música a su escena de Psicosis? ¿Qué sería del miedo psicológico de sus películas sin una banda sonora?
Hablar de música hace irte por las ramas, lo puedes aplicar a todos los temas del mundo, es enorme la repercusión que la música tiene en el mundo.
Para que luego me digáis: "¿Para qué haces música?"

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