sábado, 28 de septiembre de 2013

Reckless love.

Un segundo, un instante, un par de horas. Todo tiempo es insuficiente. No sé qué está pasando. Jamás había estado de esta manera. ¿Qué me pasa? Ay. Parece que estoy amariconada perdida. Como si en mi mente sólo estuviera la misma persona. Es distinto de otras veces. Nunca había llegado a tal punto. Tal vez, las otras veces tan sólo eran "antojos". Esto sé que no lo es. Pero, ¿he llegado a tal extremo? No ha pasado tanto tiempo desde aquel día, ¿se puede llamar amor? No sé. No sé si él está en mi misma situación. Tal vez sí, tal vez no. Si él lo leyera diría ¿A caso dudas de mi? Ya respondo: No. No dudo, jamás dudaría. Creo que es la primera persona en el mundo que de verdad me entiende, al cien por cien. Vamos a ver, no es mujer, no comprende ciertas cosas, pero a nivel de mente y de pensamientos, él me comprende. A veces pienso si somos almas gemelas, y cada instante que paso con él estoy un poco más segura. Muchos dirán que es la ilusión de los primeros días. Tal vez sí. Tal vez en un tiempo no esté tan amariconada por fuera, pero lo estaré por dentro. Es como un mejor amigo pero que me quiere, no querer de hermanos, no querer de protección. Quererme de amor. Él es distinto a todos los demás, somos raros, somos anticomerciales.
No es de los chicos que llevan panamá ni un iPhone, no es de los chicos con camisas de cuadros ni con sudaderas de Abercrombie. No es de esos. Él es único. Un chico que va de negro, con sus zapatos marrones y sus vaqueros. Con el pelo liso y con ojos marrones. ¿Lo mejor de él? A parte de cómo es, su sonrisa. No sé qué hay en ella, algo hay, eso estoy segurísima. Es especial, es preciosa. Cada instante a su lado es especial e irrepetible. Jamás me cansaría de sus abrazos para saludarme, jamás me cansaría de sus te quiero. Jamás me cansaría de sus "Ay hija, pero qué torpe eres"
Gracias por todo.

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