lunes, 10 de febrero de 2014

Nox.

La luz vuelve a quedarse sin batería.
El brillo se va apagando poco a poco.
Las lágrimas arrasan su color.

Pensé, que volviste a mi lado, pero esta vez para estar en mi bando. Me has ayudado, me has hecho comprender quién era.
Pensé que te habías dado por vencido. Que habías asumido la derrota y me has vuelto a atacar.

La luna salió a bailar,
su resplandor blanco,
su sonrisa en lo alto.

Tú tampoco me vas a ayudar, imagino. Prefiero esconderme bajo mis sábanas e intentar dormir, pero sigues observándome.
Me miras a través del cristal, golpeas las persianas.
Mis ojos se entrecierran, pero las lágrimas los desvelan.

La luz que iluminaba mi camino no está,
su lejanía me impide poder verla,
el corazón se me resbala entre el estómago.

No puedo verte, pero sí oírte, oigo tu impotencia y tu tristeza. Oigo tu llanto interior y tu rabia.
Quizá sea hora ya de dormir, me dije.
Mis pocas ganas de seguir en pie se apoderaron de mi y caí en la cama.

Dije una vez, que había dejado de soñar,
pues mi sueño se había convertido en realidad.
No olvides mis palabras, no me olvides.




No hay comentarios:

Publicar un comentario