martes, 18 de septiembre de 2012

Sus ojos negros en un día gris.

Una tarde nublada, como es común, una tarde cualquiera, un paseo por la playa a última hora como todos los días, el frío agua chocaba contra mis tobillos como si me quisieran llevar hacia dentro. La tarde poco a poco iba oscureciendo, nublándose poco a poco como es común intuía que en poco tiempo comenzaría a llover, me tumbé en la arena, esperando a las primeras gotas cayeran. No, no fueron dos gotas, comenzó a diluviar, un momento perfecto para poder bañarme, hacer el imbécil entre las olas, sí, como una niña de cinco años. Al salir seguía lloviendo, no podía secarme a si que me tumbé en la toalla y esperé a que dejara de llover, cosa que no ocurrió. De repente empecé a oír una voz, era de un chico sin duda, y decía mi nombre, me había quedado dormida y eran las doce de la noche. El chico era uno de los vecinos de la casa de al lado, comenzamos a hablar, qué nos gustaba, cómo éramos, demás. No sé porqué, me empecé a pillar por el, sus ojos, su pelo, su sonrisa, cómo me trataba, en fin. Llegaron las tres de la mañana hablando y le dije que me tenía que ir, que sospecharían mis padres, pero me dijo "Por favor, quédate conmigo un poco más" Esas frases que enamoran literalmente, afortunadamente opté por quedarme, aquella noche fue una de las mejores noches de verano. ¿Lo demás? Secreto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario