lunes, 10 de septiembre de 2012

Sueños perdidos en una botella de vodka.

El avión ya estaba despegando, en pocas horas ya llegaría a París. Solamente cargada de un violoncello y una maleta donde llevaba algo de ropa. Nada mas bajar, un frío catorce de febrero me dispuse a cumplir mi sueño, ese sueño que dia tras dia me ha atormentado con la idea de no poderse cumplir jamás pero, aquí estoy dispuesta a cumplirlo. Cogí el violoncello y a paso rápido fui hacia la torre Eiffel, el suelo comenzaba a encharcase mis botas cubiertas por la lluvia hacían esos dulces ruidos de la goma corriendo sobre agua. Al fin llegue saque mi instrumento de su preciosa funda amarilla y me dispuse a tocar el vals de Amelie bajo la majestuosa torre Eiffel un lluvioso catorce de febrero.

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