sábado, 15 de septiembre de 2012
Cual diamante inrayable.
Dejarse llevar suena demasiado bien, escuchar tu corazón en vez de tu cabeza es demasiado arriesgado, el corazón se sostiene de tu mano, un giro brusco y éste caerá y cual figurita de cristal se partirá en miles de pedazos, incapaces de reconstruirlo. Mírame, tú dejaste caer el mío, pero con el tiempo se reconstruyó, vuelve a ser como antes. Mirar al frente y decir, aún queda mucho camino por recorrer, todo un libro que escribir, que este capítulo no condicione la historia, volvamos a empezar y que el siguiente capítulo esté lleno de pétalos de rosas entre página y página. Puedo mirarte a los ojos sonriendo y decirte a la cara "¿Ves mi sonrisa? Jamás será por ti ni para ti." Soy fuerte como un diamante y frágil como un castillo de arena.
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