martes, 11 de marzo de 2014

Artistas en paro.

La nota culminante de mi obra a medio escribir. La melodía que besa una espalda desnuda. El trino que surge de unos dedos haciendo sonar unos labios sedientos. El pincel que desvirga un lienzo; de rojo.
Calentar los cuerpos a la luz de una vela apagada en su interior, ardiente como el infierno en su llama apunto de estallar moribunda.
Los relojes de la pared han caído desplomados al suelo, se han parado, el tiempo no pasa. Emerge el calor entre los focos a la luz de la luna, emerge el sonido entre el humo de la oscuridad.
Encontrar la tormenta entre el sonido de una sinfonía; pedí que fueses la tormenta de mi calma.
Recorría de arriba a abajo mi piel esperando encontrar unos labios sedientos de los suyos, la sinfonía que penetraba por cada poro, ardiente en deseo de probar la consecuencia de colisión de sus labios.

Hacía viento, viento que sangraba de un impacto de bala, sangraba recuerdos heridos en el olvido. Intento de suicidio fallido, la necesidad de existir para los demás, sin recibir nada a cambio.
El humo está envenenado de envidia y odio, reside en nuestras mentes pero se almacena en el humo desprendido de los cigarros que fumamos de dos caladas, ansia.
Tocáis nocturnos sin pasión y marchas fúnebres sin lágrima, almas grises que residen por estar.

Artistas, quien da color a un lienzo negro titulado "El siglo veintiuno" quien intenta amenizar las machas fúnebres que suenan de fondo cuando paseas por una oscura calle de esta lúgubre ciudad.

Han prohibido tocar en la calle, el poco color que habían teñido de azul y verde, ha descolorido por la lluvia suicidándose, intentando parar esta locura.

Cada día el negro es más negro y la oscuridad también ha dejado este mundo de locos. La luz se apagó y la oscuridad se suicidó, los colores murieron de vejez y la música caducó, no sabe sonar ella sola.

Déjame ser el pincel que pinte tu suave lienzo; tu espalda.
Déjame ser la pianista que toque una sinfonía en tus labios.
Déjame ser la poetisa que escriba lo bello de tu cuerpo.
Déjame ser quien te pinte de color en este oscuro mundo.

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