jueves, 3 de enero de 2013

Sin "para siempre"

Nada es como queremos que sea, nada comienza con un "Para siempre". No hay príncipes azules esperando con su carruaje a las puertas del castillo, tampoco hay rosas princesas de cabello dorado y tan largo que llega por la cintura con una corona plateada en él. No. Lo que al principio parece un cuento de hadas termina siendo una adaptación a la realidad de "El resplandor" sí, una película de terror, por si acaso no lo sabéis. Nada es tan fácil como parece, ni bonito, ni perfecto. Aquí todo es dolor y sufrimiento, quienes más sonríen más han sufrido en esta vida y son los que han aprendido a sonreír por todo y no llorar por nada, que las lágrimas sólo son un símbolo de nuestra fragilidad, y hay que mostrarse duro ante el mundo para que no te de de palos. Todos hemos llorado alguna vez, segura estoy de ello, de dolor físico o psíquico, de rabia o de risa. La parte buena de todo esto, es que siempre, siempre habrá alguien ahí para que dejes de llorar, para que cuando te pregunte "¿Estás bien?" Y tú respondas un simple "Sí", corra y vaya a abrazarte lo más fuerte posible, para no sufrir más, podríamos ser así todos, probablemente no habría tantos problemas, pero claro, qué importa si alguien sufre al lado nuestro, ¿no? Insensibles.

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