viernes, 4 de enero de 2013

El primer suspiro de amor es el último de la razón.

Perder los estribos, creer que todo es maravilloso. Que todo el mundo es de mil colores, todo perfecto, pierdes las preocupaciones, dejas de pensar en todo a tu alrededor para fijarte en él. Sólo en él. Es extraño, cómo una simple persona puede hacernos perder la poca cordura que nos queda.
Que nuestra cara lo refleje y no poder disimularlo, es lo que tiene tener unos ojos que reflejan nuestro interior, esa sonrisa de tontos que se nos pone cuando le vemos pasar y cuando nos saluda, no saber cómo reaccionar. Ahí demostramos nuestra gran cordura, lo listos que somos, derritiéndonos delante de él o de ella, pues genial. Y lo mejor de todo, cuando vamos a dormir, soñar con ellos, pensando que él o ella también siente lo mismo, ocho horas de amor, ocho horas de un mundo maravilloso a su lado, pero cuando llega la realidad todo cambia. No poder ni responderlo ni un simple "Hola" morirte de vergüenza y jamás llegar a nada, eso, eso es la realidad. Bienvenidos a ella.

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