viernes, 11 de julio de 2014

1+1

Uno y uno son diez meses desde que te conocí. Recuerdo que no recordaba tu nombre, sólo que me resultabas terriblemente familiar, ahora sé porqué.

Quizá de otra vida.

¿Recuerdas el día que me enseñaste tu bar favorito? Yo iba con un vestido negro y tacones. Tú tenías el pelo largo y de negro, como siempre. Bebí de tu cerveza.
Fue algo muy importante para mí, que me lo enseñaras. Hoy en día el dueño nos conoce y a mí me da piruletas mientras tú bebes cerveza y yo acabo robándotela.
Gracias a ese bar, he aprendido a jugar al billar. He aprendido canciones de ska que antes no sabía qué era, he aprendido que jugando a la Irlandesa todo sale mejor.

Todavía recuerdo el día que me enseñaste la cerveza de frambuesa. Yo apenas había bebido cerveza en mi vida, es más, papá nunca me había ofrecido (hasta estos tiempos)
Era un bar oscuro, bastante bonito y la verdad, le había visto en algún sueño del cual más tarde intenté escribir una historia. Era algo distinto.
La cerveza me encantó y acabamos yendo muchas veces a ese bar, ponían muy buena música, incluso un día me emocioné escuchando mi grupo favorito, no quise salir del bar hasta que sonara la canción, sí. ¿Recuerdas cual? Con la que comenzó todo, con la primera entrada que te escribí, sé que la recuerdas.

De ti aprendí que los libros pequeños son mejores, de ti aprendí que siempre es mejor llevar un libro, por si acaso, que lo más bonito es la filosofía, que lo más bonito de la vida es saber pensar por sí mismo. Sapere aude! como diría Kant. He aprendido quién vale la pena y quién no. Gracias a ti.

Cómo olvidar nuestras primeras vacaciones juntos, fue el mejor fin de semana de mucho tiempo. De mi vida.
El lugar que más he frecuentado desde que nací, el lugar más bonito del mundo, la playa en la que me deslomé las rodillas y la primera playa que pisé en mi vida.
Me llevaste a Santander, con toda tu familia, un fin de semana completo. Allí aprendí que lo más bonito es la familia, que tener primos es lo mejor del mundo (tuve diez primos incluyéndote, durante tres días)
Pude ver lo bonitos que son los despertares a besos, lo bonito que es ver cómo el sol entra en mi ventana y tú estás al otro lado de la cama, dándome los buenos días.
Allí aprendí a pelar patatas sin cortarme, aprendí que los huevos fritos le salen mejor a Carmen. Aprendí muchas cosas de cada uno de ellos
Fue la primera vez que me puse un neopreno para bajar al mar, el mar que tenía a dos metros según miraba desde la ventana del salón. Salté olas tapándote los ojos, y tu tío nos hizo la foto más preciosa del mundo, la foto que sé que estará en nuestra casa, en grande impresa algún día.
También aprendí, que los familiares pueden ser tus amigos, incluso tus mejores amigos.

De ti he aprendido muchas cosas, he aprendido a tocar la guitarra, a distinguir unos buenos cascos de unos malos, qué es un trilite, he podido ver una saga de gore sin vomitar. He aprendido que la púa de una guitarra se pone en perpendicular a las cuerdas, he aprendido a disfrutar de la música.
He aprendido que todo va poco a poco y que tarde o temprano llega.
Sobre todo, he aprendido qué es el amor, porque ahora puedo decir que jamás lo había sentido y ahora sí. Haberse enamorado, y que sea correspondido es lo más bonito que me ha pasado en la vida.
Me has enseñado mil y una cosas y lo más bonito, me has regalado una vida junto a ti, una vida llena de amor y aventuras que sé que se cumplirán, y ¡mira! poco a poco van llegando.

Y qué decirte, que mañana nos vamos a Madrid, que me has invitado a ver a mi compositor favorito, por regalo de los diez meses, qué decirte. Que tengo al mejor, ¿y qué si no eres el más alto? ¿Ni el más gracioso? Eres la persona de la que me he enamorado, y como un día leí en mi libro de filosofía, no se puede dejar de amar.


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