domingo, 28 de septiembre de 2014

Obertura al infierno.

Olvidaste poner los pies en el suelo y aún sigues volando sin ningún rumbo y nunca hacia adelante. Tus ojos puestos aún en el cielo queriendo subir más y más alto, las personas cada vez más pequeñas, cuando te cansas te apoyas en una nube y ves los aviones pasar.

Vas demasiado rápido y no logro alcanzarte desde tierra. No sé si allí arriba llueve, aquí jarrea.
"Pregúntale si allí las flores son tan bonitas como las de tu pelo" Quizá él no sepa respoder a eso, nuestra primavera ya falleció y el otoño se masturba desnudando árboles.
Aquí no suele salir el sol ya, todos los martes tiene resaca, borracho del licor de las nubes como gominolas de vodka.
Y no sé qué diré cuando llegue a la playa y tú sigas volando más allá del mar, nunca supe nadar.
No recuerdo qué pasó ayer, el viento se lo llevó, cenizas de las cartas que te escribí con miedo a que las leyeras.
Por las noches miro las estrellas y me pregunto en cual estarás durmiendo hoy, si aún estás solo o ya encontraste con quien viajar.
¿Y qué pasará cuando gires en una calle sin salida? No me enseñaste a trepar, quizá siga corriendo hasta alcanzarte de puntillas como si bailara ballet.
Ojalá me despierte y reciba tu carta diciendo que vuelves, que te cansaste de viajar saltando de nube en nube, preguntando al Sol si necesita ayuda para ir hasta un hospital porque le ha dado un coma etílico, contando a la Luna que aquí queremos ver su cara oculta, cuidando las flores de mi melena.

Quizá deba esperar un poco más, mientras tanto correré debajo de ti, esperando a que bajes el vuelo pueda decirte a gritos que aquí te echo mucho de menos.

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