miércoles, 3 de septiembre de 2014

Aclarando conceptos.

Pudiendo ser todo.
Llegando a ser nada.

Espera, la frase no era así.

Con el corazón en jet lag. Aún no estoy segura en qué zonar horaria estoy.
He confundido Venecia con Helsinki. He confundido el color de ojos y la altura.

Creo que me he confundido de persona, perdona.

Acostumbrada a ser tan bajita que siempre miro lo más arriba que puedo para mirar a los ojos, esta vez sólo tenía que mirar un poquito más arriba, unos diez centímetros.

Se acabará pasando, ocupando un lugar más alejado de mí. En una caja de Pandora, que jamás llegaré a abrir, o quizá sí. Depende de lo que me guste coser los trozos de mi corazón destrozado.

Y dicen que lo bonito es aquello que es distinto a los demás. Cada corazón tiene sus cicatrices en distintos lados, en distintos recuerdos.

La mitad del mío no me pertenece, pero sin saber porqué, no necesito medicación para que mi organismo lo tolere.

Todavía recuerdo aquel día.
Desangrada en el suelo, el corazón lloraba, se había partido a la mitad y no conseguía respirar. Sus lágrimas rojizas estaban manchando el suelo, nadie se paraba a ayudarlo.
Apenas veía pero antes de cerrar los ojos pude ver una sombra acercarse, con la mano en el pecho, no se sostenía muy bien de pie.

Al despertar tenía el corazón completamente nuevo.
Y él con la otra mitad del suyo lo cosió al mío para poder sobrevivir y así hizo para sí.

Y todavía os preguntais, ¿sigues con tu novio?
No sigo. Estoy, vivo, duermo, sueño, lloro, río, paseo, leo, pinto, surfeo, me voy a Santander, a Helsinki, a Venecia, a Roma, al fin del mundo. Con él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario