martes, 23 de septiembre de 2014

Llueve.

Llueve.
Y parece que todas las parejas aprovechan para salir a pasear bajo un mismo paraguas.
No le gustan los paraguas,
siempre acabábamos calados.

Llueve.
Se limpian las calles de vuestros recuerdos,
de las locuras de las fiestas de San Lorenzo.
De cada error.

Dice que la luz de los rayos le hace sentir como en un concierto,
tocando la guitarra con la lluvia de fondo.
Quizá esa canción que tanto me gusta.
O nos.

Aún no recuerdo si fuiste tú
o fui yo quien se mojó primero.
Sólo recuerdo un escalón calado,
con las letras de mi ensayo borradas.

Decidí escribírtelo en el pecho.
Doce meses después siguen ahí,
las palabras intactas.

La lluvia es incapaz de borrarme de ti.

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