jueves, 2 de octubre de 2014

Allí donde solíamos.

Quizá sean las obras de piano que tanto me recuerdan a ti,
o tal vez el golpear de las gotas como lágrimas en el cristal.

En quien me acuerdo,
cuando me sumerjo en mí al tocar el piano,
el público desaparece
y recuerdo tu risa y tus ojos rasgados.

Las zapatillas bailan mojadas,
en un charco.
Cuatro.
Se entrelazan y salpican.

Cuando no son las zapatillas lo que se moja,
cuando somos nosotros los empapados,
intentando bordear una ola
tú te ríes de que me caigo.

Subirnos a lo alto de un edificio y caer al vacío,
sin miedo a la caida, al fin.
almas inmortales.
Sobrevolar Helsinki.

El momento en el que despierto,
y el sueño sigue en el mismo sitio donde lo dejé,
en tus ojos entreabiertos con una sonrisa,
Buenos días.


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