domingo, 3 de agosto de 2014

Despedida.

Has desaparecido, y con él mi recuerdo
del perfume que utilicé la última vez que te vi.
Es mejor así,  cierra la puerta al salir.
No quiero ver como te esfumas.

Pasar página sin dejar la hoja doblada,
terminar el capítulo y dejar encerrado tu recuerdo.
Guardarte bajo llave y tirarla al Cantábrico,
dejarte anclado al fondo del mar.

Mi piel aún sangra por dentro,
las heridas no cicatrizan
y sigo vomitando tus mariposas,
en mi estómago.

Y sé, que el cariño es un caos,
que no hay buenos ni malos en la historia,
solo corazones rotos y lágrimas de almohada.
Tu lejanía y tu despedida.

Ya te dije adiós y apagué la luz,
no la enciendas, no quiero quemarme la vista.
El olvido a veces es bonito, vuelves a recordar.
La maravillosa persona que tienes a tu lado.

Vuelves a sonreír a los ojos brillantes,
de la persona que más te quiso,
y te quiere en plena oscuridad,
encerrada en tu habitación.

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