domingo, 1 de junio de 2014

Regreso al pasado.

Hoy he visto una película que me ha hecho pensar bastante. Se asemeja al mundo actual, se asemeja al sistema social y me ha hecho entristecer.
Un mundo dividido en facciones, cada persona desempeña algo, y quien no, es un abandonado.
Me ha hecho recordar cómo nos encaminan en la vida, todos tenemos que ser algo importante. Médicos, bomberos, abogados. Pero hay un puesto, que nadie quiere ocupar, que está marginado de los demás y que es despreciado y lo más triste es, que es el más vital de todos.

¿Quién hoy en día quiere ser un músico, pintor o escultor? Si no es en una familia criada en el seno de las artes, no se paran a pensarlo. Siempre fue: o de ciencias o de letras. Nunca se contaba con artes.
Es un punto de vista distinto, donde se cultiva la imaginación y otros campos que apenas se enseñan en el colegio. Allí tenemos lengua, matemáticas, física, química, latín, griego. Música sólo hay un año y arte se le llama plástica donde se hacen dibujos sin ningún tipo de técnica.
¿Quién hoy en día quiere pararse a pensar en ello?

¿Qué va a hacer la gente que nace con ese don? No tiene otra que desperdiciarlo, o luchar por ello. Hasta darse cuenta de que su vida no va más allá que un pequeño sueldo y apenas para vivir. Mientras un presidente del gobierno llevando a la ruina al país se mete muchísimo dinero al bolsillo.

Cada día que pasa me doy cuenta de qué lugar debo ocupar y no puedo, no puedo. No sabéis lo que duele saber que perteneces a un lugar y no puedes ir, entrar de lleno allí porque no. Porque no soy Velázquez. No lo soy. Puede que con práctica lo fuera, puede ser pero no lo sabré si no entro allí.
Entrar en una universidad que me enseñe cómo pintar, me cultive en el mundo del arte. No puedo.

Momentos como ese me apetece coger un cohete y salir de aquí, irme a Marte, Saturno o fuera de Orión, pero no estar aquí, porque no encajamos.

Hola buenos días, soy Celia Gallego la próxima en la lista del paro. La próxima que pintará en su tiempo libre mientras hace qué sé yo.
Pertenecemos al sector minoritario, ese que nadie se para a mirar, que creen que un cuadro es caro. No saben qué ha ocurrido mientras lo dibujamos, o cuanto material hemos metido, gastado. Las ganas y la pena de venderlo.
No lo saben, no lo valoran y aquí estamos. Una manchalienzos más en las calles de una pequeña ciudad de mi país, la mierda de país donde nací y donde espero no vivir en un futuro.

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