viernes, 13 de junio de 2014

Es de noche y no puedo dormir.

Vuelve de nuevo, hacía mucho que no volvía a ocurrir. La sensación de tristeza y cansancio, el preocuparse por las contestaciones ajenas, duele.
Notar el hachazo en lo más profundo del pecho, sin embargo tal vez no fue tan fuerte. Sólo es la impresión de ver la sangre derramar como lágrimas por el rostro.
Y sé que volverán las noches sin dormir mirando una foto, recordando momentos bonitos, recordando todo y escribiendo, intentando mantener la mente despejada y fría. Y quizá quien mucho sonríe, más sufre. Y quizá sólo sean las hormonas, descompensadas. Sólo sé que duele.

Y llega la primera noche en mucho que pasarán las horas y mi sueño no aparecerá, pasarán las horas y la almohada se irá mojando de lágrimas. Y aún no sé la razón concreta.
Y tengo miedo, a que todo vuelva a cambiar otra vez. Fría como el hielo, con tormentas con lluvia y ojeras.
La que jamás sonreía, la que nunca se alegraba, tengo miedo a volver.

Se acaba la noche, día perpetuo.
Se acaba el año, comienzan las noches interminables.
Fiesta y alcohol.
Saltar hasta reventar el suelo.

Y te echo de menos, y es lo que más duele.
El verano es muy largo, como sus días.
Te prometí algo,
ojalá aún quieras cumplirlo. 

Al menos recuerdo que miramos el mismo cielo desde puntos distintos.
Te he dicho tantas cosas que mi cabeza jamás aceptó, que fue idea del corazón; no tengo nada que ver en esto.
Se habla de que mente y cuerpo van separados, separaría también el corazón, va por libre.
Jamás hizo caso a la sabiduría y él y su locura iban a la aventura.
Y ahora estoy yo, tirada en el suelo recogiendo los trozos de nuevo, intentando coser las partes rajadas y secando la sangre, como si la última vez fue ayer.


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