viernes, 8 de febrero de 2013

UTOPÍA.

Adoro los claros de luna y las puestas de Sol, los besos en el cuello y los "Buenos días, princesa" Adoro leer libros de amor y sentir el amor que los protagonistas sentían en dicho libro. Adoro tocar el piano, sentir la música correr por mis venas poco a poco hasta llegar a mi cerebro, tocar con las yemas de mis dedos cada tecla del teclado de un Steinway blanco de cola. Me encantan las cenas a la luz de las velas con el sonido de un fino Stradivarius. Amo ser melómana y que la gente piense que he matado a alguien, amo vuestra pequeña ignorancia musical. Adoro las baladas de rock al piano, toda aquella canción u obra que esté en una tonalidad menor, con un tempo lento y difíciles de tocar. Adoro sentirme una princesa cuando estoy al lado de la persona a la que quiero. Me encantan las tardes en la alborada, viendo cómo pasa la gente poco a poco, ir en autobús, mirar a los coches y sentirme superior por ir más alta. Me encanta viajar en avión y ver lo insignificantemente pequeños que son cada una de las personas. Adoro oír el sonido de un violoncelo, ver la elegancia con la que tocan dicho instrumento, su sonido, su romanticismo implícito en cada nota. Y adoro el mar, el sonido de las olas, la elegancia con la que chocan con las rocas y sentir cómo me llevan cuando subo a una tabla de surf. Adoro muchas cosas, me encantan miles, odio sólo una. La capacidad desarrollada de muchas personas de tener rencor, odio, maldad en sus ojos.

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