martes, 30 de abril de 2013

Fuerza de voluntad.

Hay personas que cruzan por tu vida como un huracán, dejando su huella, destrozando todo cuanto ven cerca suyo, arrasándolo. Como un punteo de guitarra, suave, sensual, que atrae, así eras tú. Tu llegada fue mi condena de muerte. Peor que cualquier droga. ¿Cuánto más quieres? Si te di todo lo que tenía y tú lo dejaste caer de aquella nube donde estábamos. Me dejaste caer a mi detrás, me di la ostia contra el suelo y caí, más de lo normal. Dejaste caer mi vida junto a ti, vomité mi alma en cada verso que te di. Olvidé, me quedan tantas cosas que decir. Eres como una canción de extremoduro, enganchas, me vicias y el vicio no se va. Eres como aquella melodía que no se puede ir de la cabeza. No tengo tanta fuerza de voluntad como para dejarte marchar, ni puedo ni quiero, es imposible. ¿Olvidarte? No eres las llaves de casa para dejarlas en casa. ¿Recordarte? Tampoco eres la contraseña del twitter. ¿Odiarte? Ni que fueras mi libro de matemáticas. Simplemente eres una adicción más. Tal vez la más fuerte.

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