miércoles, 15 de agosto de 2012

Tremendamente imbécil.

No sé ni para que te he querido ayudar, si fuiste tú quien provocó todas aquellas noches llorando, no sé para que te sigo hablando si fuiste tú quien dijo que había sido un error. No sé, será que soy demasiado buena amiga, más bien, tremendamente imbécil. Se acabó lo de ayudar a la gente que me ha hecho sufrir, se acabó ser esa niña monja que no ha roto un plato en su vida con sus amigos, ya estoy más que harta y sí, lo vas a lamentar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario