jueves, 26 de febrero de 2015

Sin título.

Toca el piano
las teclas blancas desnudas
sin emitir sonido alguno,
en un inmenso vacío.

Las calles aún están cerradas,
el Sol sigue de la resaca
del Lunes.

Y no sé si salir de mi cama,
despertar los sueños,
que son las siete y dos minutos
de la mañana.

El café sigue tan amargo como su despedida,
treinta y cinco sueños,
veintidós pesadillas
cuatro noches sin dormir.

Me acuerdo de ti,
todos los treinta y uno de Febrero
desde el día que te desconocí,
que te saludé diciendo adiós.


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