domingo, 25 de mayo de 2014

Mucho que perder.

No sé describirte, tampoco sé qué decir de ti.No me atrevo a hacerte un poema, ni un ensayo,no me atrevo a regalarte una sonrisa,sinceramente, todo sale solo.
Es lo más preocupante, el saber que no pretendo nada, y que mi corazón vaya un paso mas adelante que mi cabeza. 
Eres como una de esas obras de Bernard Hermann, que tienes la sensación de no saber en qué tonalidad estás, aún así, te transmite algo esa obra, te transmite una sensación.
Eres eso que no me atrevo a decir, ni a sentir, pero sin embargo por mucho que no quiera lo siento. Y es bonito.
Aún recuerdo cuando vomitaba mariposas muertas, las habían envenenado con mucho odio, poco a poco fueron naciendo pequeños gusanos en mi estómago que iban comiendo cada trozo de mi, volviéndome cada vez algo peor y peor. Hoy en día son bellas mariposas que cosquillean y cosen lo que rompieron para alimentarse. 

Eres la sexta cuerda que necesita una guitarra para sonar bien, eres el pincel que detalla un cuadro bonito, el que le da el toque realista. Eres la mano que se entrelaza con la mía. 

Últimamente escribo bastante, y sé porqué es, es bonito. 

Todavía puedo recordar tu sonrisa estando a dos centímetros, tus lágrimas, tus manos en mi espalda.
Es bonito pensar que esto no es una historia y que no tendrá final, es bonito pensar que todo ha comenzado y aún estamos en el prólogo.
Quizá esta sea una de esas historias de pocas páginas y mucho contenido, un suspiro rápido e intenso. Una noche de larga duración, como esas de Finlandia donde no nace el sol. 

Huir, huir de aquí, lejos. Lo más lejos posible, donde nadie nos encuentre, cambiarnos nos nombres y la identidad, vivir solos.

Demasiadas ilusiones que al final se van a acabar rompiendo, pronto, muy pronto. Quizá hoy. Quizá mañana. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario