miércoles, 24 de julio de 2013

Un soplo.

La vida tan sólo es un suspiro. Un solo de aire fresco, un sollozo o tan sólo echar un calo a un cigarro que jamás terminarás. Se hace larga cuando quieres tener los ansiados dieciséis y dieciocho, ser un poco y totalmente libre. Ser un adulto y poder hacer lo que te de la gana. ¿Y después qué? ¿Qué pasa después? Los años pasan volando, te acuestas con veinte y te levantas con cuarenta y cinco con arrugas y ropa que te quejabas de que la llevaba tu madre. La adolescencia dura lo que un beso, nada. Aún muchos estamos en su primer año, con los quince. Cuatro meses, sólo cuatro meses y por fin, por fin podré. Sí, eso decimos todas, esperando los ansiados dieciséis, todas queriendo vestirnos como putas (que yo también lo hago, eh) y entrar en las discotecas como locas, a bailar, a ligar. En eso se basan nuestros fines de semana. Sí. Aún así, la vida como dije, es un suspiro, hay que aprovecharla y no dejar que se aprovechen otros de ella, ni que te hagan derramar ni una lágrima. Ni que se te quiten las ganas de vivir, vida como tú eres sólo hay una, ni una más.

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