sábado, 10 de enero de 2015

Cierra la puerta al salir.

Hace tanto que no escribo que se me ha olvidado escribir,
ya ni sé plasmar una tristeza en un adiós entre verso y verso.

Perdóname.

Fría, hiela, quema.
Incapaz de estar con demasiada gente.
Roma no estuvo nunca hecha para mí.
En San Angelo me miran demasiados ángeles.

En Venecia San Marcos es demasiado bonita,
para mi.
Florencia demasiado cara.
Y Milán es muy grande.

No sé ni dónde está mi casa,
no tengo un lugar al que llamar 'hogar'
tengo a alguien a quien llamárselo.

Y quizá,
se acabe hartando.

Perdóname,
ingenua de mi, creí haber florecido primaveras
donde había un cementerio de mariposas.
Llegado el invierno vuelve a envejecer.

Y no cuanto más viejo más valioso,
se está pudriendo.
Y acabará apagándose.

No hay comentarios:

Publicar un comentario