sábado, 26 de noviembre de 2016

Hace frío

Aprende a querer.
Nunca me enseñaron cómo se debe tratar a una persona, en el colegio te enseñan matemáticas, química, biología pero nunca puedes aprender cómo querer a alguien; mi asignatura pendiente.
Aprendes a querer a lo largo de la vida, según te haces mayor te das cuenta de quién y quién no te hace daño, quién y quién no te quiere. Pero realmente nada es tan sencillo. Quieres a quien no te quiere, olvidas apreciar a quien te quiere y encima lo tratas mal. Olvidas querer a quien quieres y quieres a quien no deberías querer, y luego vienen las lágrimas.
Yo no sé querer. Me enfado, me ofusco y me encierro en mí misma creyendo estar a salvo de todos los monstruos que hay en mi corazón, pero siempre están ahí. Siempre seguirán conmigo.
Quiero que me quieran por encima de todos los monstruos que hay bajo mi cama, de la oscuridad tan negra que invade mi cuarto cuando apagan las luces al anochecer. Quiero poder mostrar al mundo qué hay debajo de mi piel, un corazón cosido malamente por una chica que nunca aprendió a hacer nudos del todo bien, lleno de imperdibles para no olvidárselo en casa, con trozos de tela de su propia falda cosidos para no desangrarse. 
Quiero aprender a querer, a saber cómo cuidar a una persona, a no destrozarla entre mis dedos dejándola caer hasta el fondo de mi alma, quiero saber cómo se siente una persona querida y protegida. Quiero saber cómo es querer de verdad, pero soy un desastre.
Me paso los días buscando pedazos de mi corazón entre las sábanas, porque todo aquel que se recuesta entre ellas acaba rompiéndolo un poco más. 
¿Y qué pasará cuando ya no haya arreglo? 
Quizá deje poco a poco de bombear y se vaya enfriando.


Escribo esto tiritando. 

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