domingo, 16 de octubre de 2016

Desahogo de media noche

Que sí, que te quiero. 

Hay días que te mataría; se me encienden los carrillos como dos antorchas cuando me cabreas, me grito por dentro desgarrando todos mis tejidos haciendo explotar el poco cuerpo que tengo. Y luego tengo que recoger todo el estropicio. 
Me coso sin anestesia los trozos que se han roto de mí mientras te miro sin que me veas desde la ventana de mi cabeza, y qué guapo estás. 
¿Y por qué no me llevas a París? No nos pegan las cosas románticas. Ir de la mano contando las escaleras que llevan a Montmartre sin cansarnos, cenar con vistas a la torre Eiffel y ensuciar las sábanas blancas de un bonito hotel.

Hay días que correría por besarte otra vez; siempre me sabe a poco, siempre hay un adiós que nos separa y toda mi ropa queda manchada con tu olor. 
Me quedo con un te quiero en la boca que no soy capaz de decirte antes de que te vayas, porque siempre te vas. Te he odiado muchas veces, te he querido gritar tan fuerte que se me desgarrasen las cuerdas vocales. Gritarte lo que sangra mi corazón cada vez que lo coges como si te perteneciese, cada vez que lo miras de cerca y tu delicadeza es lo suficientemente agresiva como para soltar los puntos de sutura. 

Hay días que me dueles; tus palabras son como puñales. Pinchan, se clavan en el centro del pecho hasta el fondo lentamente. Muy lentamente. Y sacarlos duele aún más. Un dolor que me gusta sentir a fin de cuentas, me gusta ver cómo se derrama la sangre bajo mi pecho por ti, porque siempre es y será por ti. ¿Qué iba a cambiar después de tanto? Si cada vez que te veo mis piernas tiemblan.

Te he intentado escribir lo mismo tantas veces, de tantas maneras y ninguna y todas son la adecuada. No puedo definir en un te quiero todo lo que siento cada vez que te veo aparecer, cuando sonríes mirando hacia abajo porque me saques diez centímetros, cuando me miras los zapatos.

¿Y por qué no nos vamos? Siempre te ha gustado viajar, desaparecer. Y que la próxima vez que haya un adiós no sea entre nosotros, que después de la despedida venga otro beso.



No hay comentarios:

Publicar un comentario