jueves, 19 de noviembre de 2015

Te miro y no me encuentras.


Aquel que ríe último ríe solo,
¿me oyes llorar?
Búscame, no me encuentro
me he perdido en las cuarenta y ocho pecas de tu espalda.
Tengo miedo a saltar al vacío y no caer.
Quedarme en un recuerdo,
en el perfume que llevaba el día que te vi
el mátame que susurraste entre tu piel.
Deja de mirarme, no te veo.
Es la una de la madrugada y sigo donde me dejaste,
peca número treinta y dos.
Como un caminante por la luna,
Los satélites orbitando entorno a tu ombligo.
Aquí nunca es de día.
Qué noche la de ayer,
cantábamos algo de estar muertos por dentro,
bebías Paulaner,
y yo te la robaba
como te robé el tiempo de veinticuatro meses.
Mira al cielo,
todas esas estrellas nos han visto sin ropa.
qué vergüenza, piensas.
Me pongo celosa,
me he perdido en tus sábanas,
me he quedado a vivir aquí,
entre tus piernas.

Entre tus dudas y sonrisas.

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