martes, 12 de mayo de 2015

Qué pasada eres.

Qué pasada eres colega.

Qué buen compañero de aventuras, qué hermano mayor tan genial, que no hay novio mejor que tú. Y no bromeo cuando digo 'tengo al mejor' de verdad. Hay veces que el verso es incapaz de abarcar algo tan grande como tú. 
No sé qué sería de mi sin haber aprendido a jugar al billar, sin saber diferenciar las marcas de cerveza, sin saber decir pizza en condiciones.
Que la música une personas, y qué mejor que conocer al mejor compañero de vida en un concierto al que acompañabas a tu mejor amiga. Y no hablo de un compañero cualquiera, no me pego con cualquiera por poder poner la música que quiero en el coche (que por cierto, nunca lo consigo) no juego con cualquiera en una cama y acabo de bruces en el suelo mientras el otro grita "EPIC WIN!" No me quedo con cualquiera sentada en una silla pudiendo hablar horas y horas, y horas, o leyendo, o simplemente escuchando la música que está sonando.
Y qué buen compañero de vida eres. He intentado aprender a hacer surf, a colocarme 'el invento' yo sola. He aprendido a pelar patatas, a apreciar los recuerdos, a diferenciar el grunge, del punk, del power metal del glam metal. He aprendido a tocar la guitarra (más menos, acordes de misa) 
He aprendido que con la música la vida es más bonita, mejor. 
Hay miles de canciones que ahora tienen tu nombre, millones.

He aprendido también que si no conoces un grupo lo mejor es ir a su concierto antes de escucharlos. 
Que el negro es el color más bonito y el que mejor te sienta. Que ser distinto no te hace raro, te hace ser tú.

Me has enseñado tanto, tantísimo. Y lo más importante, me has enseñado a quererme, a quererte y a que no cambie con el paso de los días, de los años. 
Y que el seis de septiembre de hace dos años conocí al mejor novio, hermano, amigo, del mundo. 
Y el dieciocho lo corroboré. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario