jueves, 12 de octubre de 2017

He dejado de fumar

He dejado de fumar, llevaba tiempo queriendo dejarlo. Siempre pensando en lo mismo, en volver a probar un cigarrillo, tragarme el humo y luego pensar "me estoy matando". Está mal, lo sé. Lo sabía.
En mi cabeza, en mis dedos, siempre estaba jugueteando con los dedos pensando en cuándo sería el siguiente, sin saber si me sentaría mal o bien.
A veces, me sentaba tan bien fumar que me quedaba con ganas demás y ahí venía el problema. Más humo, más ganas, más obsesión. Una droga de mierda más que te va matando poco a poco.

Déjalo ya, te está consumiendo. Llegó un punto que hasta me gustaba ver deshaciéndome poco a poco hasta volverme polvo. Hasta volverme cenizas de otro cigarro mal apagado en el suelo.
Casi me convierto en uno, uno de esos que no valen demasiado en la máquina expendedora. Ni si quiera Malboro, que hasta tenía clase.
Lo he dejado después de meses pensándolo, meses mirando fijamente ese cigarro y diciéndome a mí misma que me estaba ahogando, ahorcándome poco a poco con sus dulces manos. Y lo dejé cuando el taburete estaba a punto de caer y yo con él.
Lo he dejado ya y esto es sólo para autoconvencerme de que jamás volveré. Seguiré viendo gente fumando por la calle.
Sé que ese cigarro volverá, sé que querrá que lo pruebe y hacer de esta línea un círculo del que no pueda escapar.
Pero lo he dejado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario