Un susurro al oído, una caricia en el costado, un beso en el cuello. Si, todos sabemos formas de cómo perder la cordura y llegar hasta un colocón de endorfina, somos demasiado listos. Pero ¿Donde se quedaron esas tardes besándonos bajo la lluvia? Aquí lo romántico pasó a un segundo o tercer plano, ¿No? Deberíamos acordarnos de esos pequeños detalles que nos hacen recordar esa sonrisa de bobos que se nos ponía al ver a esa persona, o cuando te daba un beso en la mejilla o una rosa amarilla, no el simple hecho de que nos pongan a mil, eso debería pasar al segundo plano, porque no implica amor. ¿Queréis la prueba? Mucha gente ya lo tiene comprobado.
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